1
– INTRODUCCIÓN
Para entender en sus
aspectos más elementales la mitología griega antigua y la enseñanza que de ella
se deriva me he propuesto abordar, como trabajo de curso, los doce trabajos de
Hércules. He precisado para ello también tener a mano permanentemente unos
esquemas y guías que me han parecido didácticos. En concreto simbologías y
esquemas obtenidos de páginas de la UNED, Wikipedia y de la autora Eva
Monferrer.
Todas las mitologías
tienen un origen común, adaptado conforme transcurre el tiempo en función de
los intereses que la propia evolución humana va incorporando en el acervo
referencial de la historia.
Probablemente el
análisis científico de los hechos no tenga siempre que ver con lo que realmente
en verdad sea cierto. Quizás por ello convenga considerar con tanta o mayor
fuerza los nombres y rastros que estos van dejando en el discurrir de los
acontecimientos que la experiencia conjunta del hombre va dejando en los mismos.
He querido en ese
sentido considerar la interpretación que hace de la historia en razón de la
etimología de los nombres de los lugares e incluso de los rastros arqueológicos
y su denominación el historiador Ribero-Meneses (1), personaje estrafalario y
tremendamente controvertido; pero que no deja indiferente a casi ninguno de sus
múltiples seguidores, entre los que me incluyo.
La tesis principal de
Ribero-Meneses es que el origen humano más antiguo conocido se haya en
Cantabria, Hispania o Iberia, a la que denomina cuna de la humanidad. Tres
islas continentes montañosas circundaban los Picos de Europa: Asia, Libia y
Europa, como también refiere Platón en sus diálogos de Timeo y Critias. Un
cataclismo ocurrido alrededor de doce mil quinientos años atrás provocó que una
de las montañas se precipitara a la mar cantábrica, generando un tsunami en
toda la Tierra que afectó a la totalidad de los seres humanos, excepción hecha
de unos pocos miles que fueron advertidos por los dioses para que construyeran
arcas y se salvaran.
En este dibujo Mapa de Athanasius Kircher muestra una supuesta ubicación de la
Atlántida. (Mundus Subterraneus,
1669).
Esa montaña según él sería
El Cachucho, situada frente a la localidad asturiana de Ribadesella y a unos
sesenta y cinco km de la costa, a 5º W y veinticinco quilómetros de la
plataforma continental, de tamaño comparable al Parque Nacional de los Picos de
Europa, con un talud de cuatro mil quinientos metros de altura y a
cuatrocientos veinticinco metros bajo el nivel del mar. El Cachucho está declarado
Parque Natural Submarino.
Toda la mitología y los
primeros dioses, de los que derivaron los demás, surgirían de este dramático
acontecimiento acaecido en Hispania, Iberia o Hespérides de donde provendría
incluso el propio nombre de Hércules o Heracles.
El primer panteón
conocido sin embargo es el sumerio, con el dios ANNU a la cabeza y sus dos
hijos Enki y Enlil como sucesores (los elohim, del cielo bajaron), que
rivalizaron entre sí apenas poner pie en la Tierra para hacerse con el control
de la misma. Esta pugna nunca resuelta llevaría al malestar permanente de sus
descendientes y al de los propios humanos, en el que aún estamos. El primer ser
humano del que tengamos noticia ADAN, (ADN) fue concebido merced a la
ingeniería genética desarrollada por Enkil, y al útero de la diosa Ninhursag, o
Mami, con esperma de un hombre primitivo, probablemente neandertal.
Tras sucesivos
experimentos prueba error, del que surgirían monstruos o criaturas híbridas,
por fin se alcanzaría el deseado objetivo de que un ser semejante a los dioses,
pero con un nivel de conciencia maleable, llegase a hacer el trabajo que estos
no querían para sí, consistente en extraer oro del mar o de las minas con gran eficacia
y sin apenas protestas.
La Tierra se fue
poblando y el hombre creado a imagen y semejanza de los dioses, lo hizo adaptándose
al ritmo depredador y salvaje de los mismos. Llegado un tiempo, Enlil, que
nunca aceptó del todo la presencia humana, concluyó que no había sido bueno
hacer el hombre a su semejanza y decidió eliminar todo rastro de este con un
diluvio.
La capacidad de los
dioses de mover montañas provocó que una de ellas cayera sobre la mar y
levantase olas de hasta mil metros que ahogaron a casi todas las criaturas que
se movían por la faz de la tierra.
Los beatos de Liébana
representaron magistralmente este hecho en los apocalipsis en sus bellos y en
ocasiones terribles dibujos. En el mapamundi representan el mundo conocido, que
en parte coincide con la descripción de Platón. En otro se representa el
diluvio y la extinción de la práctica totalidad de la vida, excepto la de
algunos Noes y animales da cada especie; en otro, que aún no he localizado, se
ve una montaña que cae al mar y provoca un tsunami.
De hecho algunos nombres de localidades como NOIA,
NOJA hacen referencia según antiguas leyendas al mítico Noé salvado de las
aguas, en realidad la de muchos Noes que luego se extenderían por la Tierra,
llegando a Sumer, Egipto, Tartessos…
De ahí en un salto al primer panteón del que
en Occidente se tenga noticia conocida, como es el Panteón Sumerio.
ARBOL
GENEALOGICO SUMERIO
Con
posterioridad los griegos serían los receptores de las casas de los dioses y
sometidos por tanto a estos, adoptando la resonancia de sus nombres al
entendimiento de las virtudes y defectos propias de los mismos, según su
comprensión.
MITOLOGIA
GRIEGA ANTIGUA
La
mitología griega nombra a los dioses dándoles las cualidades de los hechos que estos
perciben en su experiencia vital y convivencial, pero siendo conscientes de que estos seres se comportan como humanos y no
lo son.
Estos son sus nombres y
lo que representan.
·
Zeus: es el rey de los
dioses olímpicos, gobernante del monte Olimpo y dios del cielo y el trueno.
Véanse también: Semidioses, Dríade, Cárites, Horas, Musa, Ninfa, Pléyades (mitología), Titanes y Polidectes.
Los romanos a su vez recibirían el legado del panteón
griego, adaptandolo a su vez al entendimiento propio de su comprensión de las
cosas.
2 - LOS DOCE TRABAJOS DE HERCULES
El doce es el número
que recuerda entre otros los meses en los que está dividido el año; los doce
discípulos de Cristo; los doce caballeros del rey Arturo y muchas otras
divisiones que programan el devenir de nuestros ciclos y ritmos tanto
consciente como inconscientemente.
Es el número solar por
excelencia, como doce las horas diurnas y doce las nocturnas; doce las tribus
de Israel y doce los dioses de la mitología griega.
Doce fueron también los
trabajos que se encargaron a Hércules o Heracles, hijo de Zeus y de madre
humana, símbolo del esfuerzo del hombre y tarea divina para llegar a equipararse
a los dioses que lo crearon.
Los trabajos de
Hércules representan la lucha que nos enfrenta a lo dispuesto por los elohim
para llegar a los cielos, que ellos mismos no fueron capaces de proteger.
Es también la lucha del
hombre consigo mismo para vencer su naturaleza temerosa grabada en el ADN, como
programación de origen y llegar a la perfección del ser haciéndose a sí mismo y
obviando a los propios dioses.
Cada uno de los
trabajos que aquí se describen es mito, sicología y alma a un tiempo.
PRIMER
TRABAJO: la captura de las yeguas devoradoras
La orden es captura las
yeguas desbocadas que cabalgan en tu mente; doma tus caballos; de lo contrario
te pisotearan y acabarán contigo.
SEGUNDO
TRABAJO: la captura del toro de Creta
Toro que se manifiesta
en la psiquis a través de los impulsos más irreflexivos que nos sacuden, luz y
oscuridad simbolizada en un torero de luces y el toro negro como dualidad a la que
abrazar en lugar de huir permanentemente de ella.
TERCER
TRABAJO: las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides
Como olvido de sí mismo y de acercamiento al árbol
del bien y del mal, protegido por la serpiente que es el animal primigenio que nos
habita.
CUARTO
TRABAJO: la cierva de Cerinia
Para alcanzar la delicadeza del instinto, intelecto e
intuición.
QUINTO
TRABAJO: el león de Nemea
Captura y muerte del
León de Nemea, al que ninguna arma puede herir; pero sí la voluntad. Simboliza
los instintos y pasiones que devoran al alma humana, a los que sólo la fuerza
de la fe y voluntad pueden vencer.
SEXTO
TRABAJO: el cinturón de Hipólita
Polo masculino y femenino que se cierra como cinturón,
los extremos de la misma cosa de la que formamos parte.
SÉPTIMO TRABAJO: capturar al jabalí
de Erimanto
“En la imagen de Hércules dirigiendo al jabalí por
sus patas traseras, vemos el símbolo del Alma dirigiendo un ego torpe y
burlado. Este es el principio de equilibrio comprendido en el Séptimo Trabajo.
El Equilibrio es más una condición dinámica que estática, se trata de un
sistema equilibrado de energías, una distribución ordenada, dirigida y
controlada de la energía por una voluntad inclinada al bien”
Tomado de Eva Monferrer
Tomado de Eva Monferrer
OCTAVO
TRABAJO: la hidra de Lerna
Alegoría que simboliza
las múltiples mentes que nos habitan y que sólo el carbón encendido de la
verdad puede quemar, sol interior y maza que aplasta las divisiones que
debilitan nuestra conciencia.
NOVENO
TRABAJO: matar las aves del lago Estínfalo
Para el cuidado de la palabra dada que vuela y quizá
pueda herir o matar.
DÉCIMO
TRABAJO: el cancerbero
Matando al Cerbero se vence el miedo a Hades y a la
muerte, pues quien vence el miedo a morir gana la vida eterna.
UNDECIMO TRABAJO: limpiar los
establos de Augías
La única forma de
limpiar las cuadras sucias de nuestras emociones es viviéndolas y dejándolas
fluir; no reteniéndolas.
DECIMO SEGUNDO TRABAJO: la captura de
la manada de Gerión
La captura e
integración en uno de nuestros tres cuerpos, físico, mental y emocional y
hacerlos uno con el ser único.
3
– CONCLUSIONES
La mitología es una
representación de las fuerzas que mueven el mundo; es alegórica pero tiene un
origen cierto por mucho que las fuentes puedan haber borrado rastros y parezca
en los tiempos que corren un cuento de niños.
Los dioses existieron y
es posible que siempre hayan estado entre nosotros y que aún permanezcan.
Los doce trabajos son
actos cotidianos en la vida de cada ser consciente que respira, del que no
siempre se sale vencedor. La única forma que existe de trascender la limitación
impuesta por los dioses es aceptar de una vez por todas el gen divino que
comparte la esencia humana de lo que en realidad también somos: humanos
modificados genéticamente.
Hay un ser propio y
también un habitante ajeno en cada ser humano. La dualidad cuando no se
reconoce y se integra lleva al dolor extremo y al acortamiento de la experiencia
de vivir. Cuando se abraza la sombra del dios pequeño, embutido en traje carnal,
o se le vence o nos vence. Sin embargo el vencimiento no es la derrota, sino la
inclusión. Aceptar amorosamente que fuimos violados y reconocer pese a ello que
fue amor quien concibió el peldaño de las escaleras que de nuevo nos llevan al
cielo; esa es la manera de alcanzar la paz y ser como Hércules, pero sin lucha.
4
– REFERENCIAS
1 – Wikipedia, varios