miércoles, 21 de julio de 2010

COMPARTIR CORAZÓN

Hay una percepción evidente en una gran cantidad de seres humanos de que las cosas avanzan a un ritmo frenético. Pareciera que hubiese que experimentar cuantas más variadas sensaciones se pueda, en un espacio cada vez más reducido de tiempo.

Lo cuántico no es lo último; es lo último que sabemos, nada más. Sabemos que Dios se expresa de una manera más comprensible para nosotros en la música y en la matemática. Mas sin embargo, todo es Dios. El arte es tan solo la sensibilidad a la que se acoge nuestra escucha, aún limitada por los miedos, que despliega en la belleza alas inconmensurables de acercamiento al abrazo del Padre.

Lo último probablemente sea el sonido de regreso al hogar: ese que aún no ha sido recogido por el oído fino de quienes desde la atalaya de montes y espesuras, aguardamos el regreso del esposo.

El alma anhela el casamiento con Dios. Por ello nos casamos en lo humano con una mujer u hombre, que simulan el papel de quien nos ha enviado a la experiencia de la vida. En realidad, todos formamos un gran corazón, el corazón del Padre. La Madre es la consecuencia del abrazo del Padre, el útero cálido preñado de calor al tiempo que de sosiego en la búsqueda incesante del camino.

Compartir corazón es simplemente ser consciente de la divinidad de los latidos en todas las criaturas. Un latido acompasado de todos marca ritmo y permite entre compás y compás la palabra armoniosa de la llamada del Padre.

Desde que era niño he tenido en mí que la gran orden vendría de algún lugar del cielo. Intuyo que el sonido que la anticipa ya ha sido emitido, falta sólo la atención adecuada y encender las velas que iluminen la morada.

Presentación del observatorio, objetivos

En este enlace puedes ver una presentación en PPT sobre diversas profecías.

http://www.slideshare.net/franciscolimon/observatorio-20122-2162084